Pues parece que un programa de humor de la televisión sueca se mofa de nuestro horario laboral y de nuestra escasa productividad. Puede que tengan algo de razón (seguro), pero que no se metan con nuestra siesta, que es una de las principales aportaciones de España al mundo, ¿o no?
Esforzado escandinavo
trabajador eficiente,
abnegado y competente,
que trabajas cual esclavo
por defender el centavo
de tu ingreso dinerario,
harás rico al empresario
por tu actitud manifiesta
de renunciar a la siesta
que no permite tu horario.
LdP
Y ahora, veamos cómo nuestro admirado maestro Fray Josepho aunó homenaje en el mismo soneto a la siesta y al gran Lope de Vega (el auténtico):
Un soneto me manda hacer Camilo,
y es hora de la siesta, qué pereza.
Será, si lo concluyo, una proeza,
pues llevo ya un cuarteto y no espabilo.
Empiezo otro cuarteto. Pierdo el hilo.
Me meso los cabellos. Con franqueza,
me está pesando un poco la cabeza:
por el octavo verso me adormilo.
En el primer terceto, que ya empiezo,
frotándome los párpados, bostezo
e intento que el sopor no me equivoque.
La musa, en la modorra, desfallece.
Me faltan pocos versos... ¿No van trece?
Contad si son catorce, que estoy roque.
Fray Josepho
Y ésta es la aportación que sobre el mismo tema hace nuestro compañero de armas iNtERMitENtE iMpERtiNENtE en su blog:
Nos critican porque trabajamos poco
unos suecos, de la tele escandinava,
y por eso me he llevado gran sofoco,
al saber de la injusticia que pasaba.
Los vikingos, si mucho no me equivoco,
se conocen desde el tiempo de la taba
por borrarse y su virtud de hacerse el loco,
que por algo “hacerse el sueco” se llamaba,
y la prueba, para quién no se lo crea,
es que dicen que te venden un ropero,
de diseño y por un precio muy barato,
y en tu casa, por culpa de esos de IKEA,
te lo montas y entretienes, sin un pero,
y les haces SU trabajo en un mal rato.
¿Serán esas las razones y motivos,
de que sean esos suecos, productivos?
iNt. iMp.
La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.
4 comentarios:
Si hay cosa, en verdad, funesta
entre las costumbres nuevas
que dan en usar las glebas,
es prescindir de la siesta.
Nuestra es la costumbre esta,
grata y sana juntamente
que practica nuestra gente
justo detrás del almuerzo;
no venga un sueco mastuerzo
a quitarla, inconsecuente.
Nosotros seremos menos productivos que los escandinavos; bueno ¿y qué?, somos más felices practicando, como yoga patrio, la siesta, en cambio ellos tienen por deporte nacional el suicidio, por algo será.
Y el soneto del fraile, sublime, ¡qué tío!,¡que bárbaro!.
El Clima, Amigo Love, Condiciona,
el Tipo de Existencia y Tradiciones,
Música, Alegría y Otras Emociones,
Que el Sol Calienta toda Feromona.
Fría es Suecia Casi Todo el Año
y El Sol Allí es un Huevo Frito
que Alumbra Poco y Mal, el Muy Cabrito
Por eso el Sueco, como Gran Apaño,
Huye al Mediterráneo o a los Trópicos
y Siembra Siempre, Luteranos Tópicos.
Mas, Si SE Burlan de la Buena SIESTA,
Sólo es Envidia, QUE SU VIDA NO ES DE FIESTA.
Que el FRÍO, el Carácter "INDIGESTA"...
Muy Buena Entrada Querido Amigo.
Aplausos para Vos y para el Freyre,
que Cada Día Se Supera...
Un Cordial Saludo
y
¡¡RIAU RIAU!!
Me he permitido citarle (fusilarle) a usted en el artículo que en mi casa trata sobre el mismo tema.
Asimismo, y en justa reciprocidad, le traslado el soneto de dodecasílabos con estrambote que ha motivado mi indignación por el asunto.
Un saludo a usted, y a la inspirada concurrencia,
Nos critican porque trabajamos poco
unos suecos, de la tele escandinava,
y por eso me he llevado gran sofoco,
al saber de la injusticia que pasaba.
Los vikingos, si no mucho me equivoco,
se conocen desde el tiempo de la taba
por borrarse y su virtud de hacerse el loco,
que por algo “hacerse el sueco” se llamaba,
y la prueba para quién no se lo crea,
es que dicen que te venden un ropero,
de diseño y por un precio muy barato,
y en tu casa, por culpa de esos de IKEA,
te lo montas y entretienes, sin un pero,
y les haces SU trabajo en un mal rato.
Hubo un tiempo en que las suecas
andaban tras los hispanos,
-hartas ya de sus paisanos-,
enseñando las mantecas
sin pudor y sin jaquecas.
Y el hispano, que dormía
plácidamente en la playa,
pronto las mantuvo a raya,
-haciéndoles compañía-,
dándoles siesta y poesía.
Si alguien dice que la siesta
viene a ser cosa de vagos
ponte a sestear conmigo
y apaga la luz “söt flicka”
verás qué bien trabajamos.
Un abrazo.
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