La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.
Trabajo en la docencia y soy testigo de primera línea de que las tres palabras con las que he titulado esta entrada, no definen precisamente la actitud de los adolescentes de hoy en día. Hablo en términos generales, porque a veces aparece alguna honrosa excepción, como me imagino que será la niña protagonista de esta noticia. A ella y a todos los adolescentes que todavía creen en la cultura del esfuerzo les dedico este soneto.
A punto de estrenar la adolescencia, etapa siempre dura y peligrosa, con gran precocidad artificiosa, ha sorprendido a todos su ocurrencia.
Es sabido de siempre que la ciencia avanza por la gente que es curiosa y logra una conquista fabulosa que es fruto de la suerte o la sapiencia.
En épocas de incuria e indolencia, de falta de interés y de desgana, no falta quien demuestra competencia
e inmersos en la entrega cotidiana, no ceden al desmayo o la impotencia ni dejan el deber para mañana.
LdP
P.D.: Si les parece exagerado lo que he dicho arriba referente a la actitud de la mayoría de los mozos y mozas que nutren los institutos de secundaria, aquí les dejo un enlace, para que consulten opiniones más autorizadas que la mía, que analizan más exhaustivamente el problema del sistema educativo español.
Cada vez resulta más frecuente encontrarse con políticos que, en su afán por aparentar lo que no son, inflan su curriculum adjudicándose títulos que en realidad no poseen. Ocurre en todo el espectro político, por eso me inclino a pensar que si no fuera por la política, muchos de estos parásitos no sabrían ni cómo ganarse la vida. Observen el caso de Elena Valenciano, del Secretario de Estado de la Seguridad Social y del nuevo Director General de la Guardia Civil. Lo mejor de cada casa. Y estos son los que han de empujar para sacarnos de la crisis.
Se me ha ocurrido festejar estos acontecimientos con una especie de décima con estrambote en versos proparoxítonos. Por mí que no quede.
Currículum estrambótico. Me admira lo parasítico que llega a ser un político en sistema tan caótico. El caso no es anecdótico: en decisión antiestética, manejan bien la cosmética y sin temor a la crítica su preparación raquítica la convierten en atlética.
Esta noticia me ha sugerido muchas cosas. En primer lugar, como estoy leyendo ahora mismo la magnífica novela El Asedio de Pérez Reverte, me ha recordado la famosa seguidilla que ha cumplido o va a cumplir pronto 200 años:
Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones.
Por razones particulares, guardo un especial cariño a esta tierra y me fascina el arte que derrochan en los carnavales, por ejemplo. También me ha traido a la memoria la entrada de este mismo blog del pasado 8 de enero, la de la alianza ceñida a la zanahoria, por aquello del "misterio colosal que vino a resolver la agricultura", si me perdonan que me cite a mí mismo. De cualquier manera, llama la atención y por eso lo festejo con esta seguidilla compuesta.
Los fruteros de Cádiz con las patatas dan la bomba y el casco y el abrelatas. Esta burrada no me extraña que pase, pero en Granada.
LdP
Nota: Que no se me enfaden los granadinos, porque la mención a su ciudad va con segundas, aunque no hacía falta decirlo. Un abrazo a Andalucía.
Se fue hace poco más de una semana y con su marcha he perdido un poco de la concentración que necesito para llevar esto más o menos adelante. Dudaba si escribirle el homenaje que se merecía cada día, pero no soy capaz de mejorar esto.
Ha amenazado Griñán: -Si no apoyáis a Chacón,
me tiro por el balcón
o me empapo en alquitrán.
Me entrego a lo catalán
que está de moda recién
pues no quiero ser rehén
de Alfredo, que es un gañán,
que en el caso del faisán
ha montado un gran belén.
Probablemente Joan Tardà lo que quería decir con estas declaraciones en la Comisión de Cultura del Congreso es que si se diera el caso de que en Cataluña desfilara la cabra de la legión, él mismo se haría el ánimo y le daría unos pases con el capote. Con un toro hay que tener más cuajo. El señor Tardà, en contra de la opinión de muchos catalanes, es de los que parece ser que se han reservado la potestad de decidir qué fiestas son catalanas y cuáles no.
Hay que ver la cara dura que se gastan ciertos mendas cuando montan sus contiendas en comisión de cultura.
Muchos no están a la altura de sus jugosas prebendas y consuman componendas sin reparo ni censura.
Y así existe un tal Tardà que en su turno de palabra con aplomo y convicción
proclama que le dará unos pases a la cabra si desfila la legión.