Acabo de inventar un traductor de lenguaje corporal pero todavía lo tengo en periodo de pruebas. El porcentaje de aciertos ya es bastante alto y es cuestión de semanas que esté en producción y calculo yo que para antes del verano ya se podrá adquirir en grandes superficies y tiendas especializadas. Voy a comercializarlo yo mismo, pues una multinacional que quería comprármelo me envió un agente al que le apliqué el aparato y con la boca me decía una cosa, pero con el cuerpo me estaba diciendo clarísimamente: -Te va a pagar tu tía.
La tecnología que he utilizado no es que sea muy moderna que digamos (el generador es una dinamo de bicicleta y se refrigera con cubitos de hielo que hay que reponer cada 5 minutos aproximadamente), pero es que he preferido trabajar con elementos conocidos antes que con complicados algoritmos y subrutinas que se cuelgan y no hay manera.
Pero no quiero aburrirles con complicados detalles técnicos y les contaré que he aplicado, como una prueba más, el aparato al rey Felipe VI en esta segunda ronda de consultas con los representantes de los partidos políticos y esto es lo que ha salido. Parece que el monarca también tiene problemas para conjugar el trabajo y la vida familiar.
Olvidaba decirles que para mayor complejidad, la máquina puede dar el resultado en prosa o en verso. Convendrán conmigo que aún tengo que apretar algunos tornillos.
¡Qué largo se hace este parto,
me está pareciendo eterno!
Alguien que monte un gobierno
porque ya me tienen harto.
¡Harto digo!, y no descarto
mandaros todos al cuerno,
no aguanto más este infierno
y ya temo hasta un infarto.
Y me importa dos cominos
que os lo juguéis a los chinos
si la ocasión es propicia.
Que acabe este cachondeo
que hace tiempo que no veo
ni a mis hijas ni a Letizia.
LdP
1 comentario:
¡Grande!, Don Love
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