No me digan que no enternece.
Hoy muestra sus facetas más castizas
y envuelto en la cruzada electoral,
llegar a emocionarse, es lo normal
extraviado en un bosque de hortalizas.
Allí donde te llevan, aterrizas,
te apeas del vehículo oficial
sumido en borrachera vegetal
y absorto, sin quererlo, te hipnotizas.
Y rendido a su lado melancólico,
cautivo de momento tan bucólico,
se abandona al instante y filosofa.
Me agobia esta cuestión: ¿qué hago con Rita?,
y a falta de una simple margarita,
deshoja distraído una alcachofa.
LdP
La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.