No vi el partido del Real Madrid contra el Dinamo de Zagreb del miércoles, pero me cuentan que los jugadores del Madrid tienen razón al quejarse de la dureza de los croatas. En cuanto a Cristiano Ronaldo, de sus declaraciones se desprende que este chico tiene de todo menos abuela.
Genuino paradigma de arrogancia,
Apolo destinado al estrellato,
deportista que a toque de silbato
sacudes al balón con elegancia.
Es justa y natural tu petulancia,
yo comprendo y apoyo tu arrebato
y abomino del pobre mentecato
al que mueve a la envidia tu ganancia.
Quizá es que siempre estás en la picota,
como tu entrenador y compatriota
y odiaros no está bien, pero es humano,
y a veces, en victorias o en derrotas,
la forma en cómo tocas las pelotas
explica que haya algún anticristiano.
LdP
Probablemente sea muy eficaz y saludable esta milenaria práctica indú para la desintoxicación de los senos nasales, pero de ahí a convertirla en deporte, con su federación y todo, y sus campeonatos mundiales...
En fin. Esperemos que a nadie se le ocurra hacer lo mismo con los enemas intestinales, aunque podría resultar espectacular.
Intentar ser más veloz,
más apto, más eficaz,
más certero o más capaz,
no parece tan atroz,
pero me tiembla la voz
ante un deporte procaz,
ridículo y contumaz
antiestético y feroz.
Paradigma de cutrez,
me sorprende el mal cariz
de esta nueva estupidez,
tomar agua como un pez
y arrojar por la nariz,
¡menuda gilipollez!
LdP
Esta entrada me ha recordado aquella anécdota atribuida a nuestro ilustre Premio Nobel Camilo José Cela, que un día, durante su época de senador (por designación real), se quedó traspuesto en su cómodo escaño. Alguien lo despertó al preguntarle:
-Señor Cela, ¿estaba usted dormido?
A lo que el genial literato contestó:
-No, estaba durmiendo.
-¿Y no es lo mismo?
-Pues no, no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo.
Pues bien, yo voto porque el señor Blanco en el momento al que se refiere esta noticia, estaba dormido, porque ya jode bastante al país cuando está despierto.
Tráteme un médico urgente
por síndrome galopante
que me acomete bastante
cuando escucho al Presidente:
me encuentro escaso y ausente,
me vuelvo insolente y bronco,
y aunque traspuesto yo ronco,
me atribulo y embarranco,
hago como Pepe Blanco
y me duermo como un tronco.
LdP
A la vista de las tres últimas entradas, pudiera parecer este un blog monotemático al que sólo interesaran los asuntos que tuvieran que ver con la entrepierna. No es eso, aunque admito que estos temas siempre dan mucho juego. Sólo la casualidad ha reunido estas tres entradas con cierto trasfondo sexual, y lo digo mayormente para que se tranquilice cierta lectora que en su día me hizo un comentario no demasiado elogioso sobre la forma en que trataba estos temas. Sirva el soneto de disculpa, si procede.
Obseso, perturbado, sexoadicto,
pudiéranme tildar con poco tacto,
y yo, desconcertado del impacto,
no osara discutir su veredicto.
No quiero ser motivo de conflicto
y si estoy confundido, me retracto,
de abundar en el tema, no me jacto,
ni lo busco tampoco en plan estricto.
Pudiera parecer bastante abyecto
convertir este asunto en mi reducto
tratándolo sin tregua, por defecto.
Pero si hay calidad en el producto,
gozar de algún derecho de usufructo
no es nada inoportuno, ni incorrecto.
LdP
A este francés le va a salir muy caro su falta de atenciones para con su mujer durante años, pero lo que más me llama la atención de la noticia, es la precisión del tribunal para cuantificar el daño infligido. ¿De dónde sacarán los criterios? ¿Aumentará la indemnización cuanto más atractiva sea la mujer?
No alegues que te duele la cabeza,
ni que vienes cansado del trabajo,
y préstate al amor con desparpajo,
con actitud, premura y entereza.
No digas que te invade la pereza,
que no tienes en forma tu colgajo,
que te falta poder, o tu carajo
ha perdido el talento y la destreza.
Si vives con desganas y apatías
y la gloria y el triunfo de otros días
se quedó en un burdel de meretrices,
barruntarás engaño y cornamenta,
y habrá separación, y tu parienta
con razón pedirá que la indemnices.
LdP
Durante un desfile en México, un vuelo no previsto de la falda del vestido de la modelo Miranda Kerr, esposa del actor Orlando Bloom, facilitó que le sacaran esta instantánea. La cosa no parece tener gran importancia, pero hay que ver qué oportunos que son a veces los paparazzi.
Cortinilla de tul, lienzo de holanda
vaporoso telón, velo de blonda,
celosa colocó, para que esconda
su parte más recóndita, Miranda.
Celosías de amor, selecta randa
que provoca, al mostrarse, trapisonda,
poniéndose lasciva y muy cachonda
la parte masculina de la banda.
La imagen puede ser bastante inmunda,
aireándote la parte más pudenda,
montándose un escándalo tremendo.
Y apréndete una máxima rotunda:
procura que el desliz no te sorprenda
faltándote esta prenda de tu atuendo.
LdP
Dice que la cosa ocurrió hace cuatro años, que el protagonista masculino era su marido y que el hecho es "políticamente irrelevante", pero qué mas da, el hecho es que el "aquí te pillo, aquí te mato" es una práctica en uso, al menos si eres belga y estás de vacaciones.
Serena aguanta el envite
con mansedumbre infinita,
noble esfinge de Afrodita
en las almenas de Olite.
Quizá la historia la excite
con impaciencia maldita
y en ausencia de garita,
el vaivén se precipite.
Mas calmar tal apetito
sobre un lecho de granito
no es práctica muy astuta.
Y me parece inaudito
que gane algún plebiscito
una alcaldesa tan… bruta.
LdP
