sábado, 7 de abril de 2012

MALDITA ALOPECIA

Esta noticia puede ser esperanzadora para muchos varones, jóvenes y menos jóvenes. La alopecia no es, hoy por hoy, una de mis mayores preocupaciones (a pesar de que ya no disfruto de la melena que exhibí de joven), pero he hecho con la composición de este soneto un ejercicio de empatía, ya que tengo gente cercana, entre la familia y amigos, que la sufren en silencio.


Te declaran culpable de alopecia,
pues te tengo que odiar, prostaglandina,
me has causado en el coco escabechina
y algún que otro patán me menosprecia.


No quiero la humillante peripecia
de taparme el melón con barretina
y revelarse en calva cantarina
lo encuentro solución absurda y necia.


Les confieso que pronto mi equipaje
habrá de contener falsa guedeja,
si fracaso en que el rizo me rebrote,


la peluca ha de hacer de camuflaje
en toda la extensión, de oreja a oreja,
subiendo por la frente, hasta el cogote.


LdP

3 comentarios:

Tannhäuser dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tannhäuser dijo...

D. Love, contesto en liras defendiendo mi bruñida tapa craneal, no puedo hacer menos.

El pelo, en la cabeza,
es cosa imprescindible y necesaria,
hoy dicen con certeza
y ven como rareza
a quien que luce una calva nobiliaria.

Ayuna de neuronas,
frívola afirmación, estulta y necia
que la idiotez abonas
de innuméreas personas
que reniegan, sin más, de su alopecia.

Modas no naturales
de esta modernidad, son alma propia
que no está en sus cabales
por eso, hoy, son normales
las gentes que se encuentran en la inopia.

La cabeza pelona
que fuera, antes, en Roma, venerada
hoy infama y baldona
a la infeliz persona
que luce calva no disimulada.

¡Que estulto atrevimiento!
la melena es adorno juvenil,
fuera de su momento
resulta un esperpento
impropio del maduro varonil.

No es un inconveniente
en la valoración que hacen las damas
para ser atrayente
y siendo consecuente,
no andarse, ciertamente, por las ramas.

Por ser noble y viril,
es esta una verdad de Perogrullo,
una calva gentil,
yo, ya casi senil,
la llevo en mi cabeza, con orgullo.


¡Hala! y además, que conste que no hay burros calvos.

Tannhäuser dijo...

D. Love:

Las liras de antes, me las he llevado a mi casa, espero que con su permiso, donde con algunos ajustes las he publicado en una nueva entrada, pues el tema de la calvicie me afecta mucho y estoy muy concienciado e implicado en su defensa.