La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.
martes, 30 de marzo de 2010
ROMANCE DE LA MADRE QUISQUILLOSA
Esta noticia, aparecida hoy en la prensa escrita, me recuerda otra de hace algunos años cuando una madre separada consiguió que un juez retirara al padre de su hijo la custodia del niño (o el régimen de visitas, que no recuerdo bien) porque el padre había llevado al chico a correr a su lado junto a los cabestros durante los Sanfermines, con un peligro no mayor que si el niño paseara en bicicleta por la calle. Para esta madre sevillana, el peligro puede estar en una procesión de la Semana Santa. Manda narices.
A igual edad que mi niño,
Jesús se perdió en el templo,
era fiesta de la Pascua,
según cuenta el Evangelio.
María que imaginaba
que con José el carpintero
el niño volvía a casa,
y José, por no ser menos,
pensaba que con María
regresaba el niño al pueblo
y lo estuvieron buscando
tres o cuatro días enteros,
y no pienso consentir
que mi niño vaya suelto
que mi ex es muy tranquilo,
despreocupado y sereno
y no cuidará del niño
si se mete en un aprieto,
por eso me ha de decir
en qué Cofradía lo ha puesto,
cuáles son sus estatutos,
sus órganos de gobierno
y si cumple con las cuotas
que aconseja Zapatero
de tener entre sus cargos
tantas miembras como miembros,
y quién cuidará a mi niño
en medio de ese jaleo,
qué lugar ocupará,
qué traje llevará puesto
durante la procesión
y cuánto cuesta el atuendo,
y cuánto tiempo de pie
tiene que estar el pequeño,
¿y quién le ha de procurar
el cobijo y el sustento?
Voy a decirle a mi ex:
Mira, capullo, lo siento,
dile al sacristán o al cura,
o a aquel que lleve alzacuello,
al obispo, al cardenal,
al Papa o a todo el clero
que o lo sacan bajo palio
o no te dejo el pequeño.
LdP
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1 comentario:
Como siempre pagan las culpas de los matrimonios desavenidos los pobres chavales. Esta historia es para alucinar.
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