Una multa de 61 millones de euros parece una barbaridad, pero que no se preocupen las principales compañías eléctricas del país, que después el Gobierno les autorizará la subida correspondiente para que se puedan recuperar. Al final, los paganos siempre son los mismos.
Algo huele a putrefacto
que sugiere negligencia,
que aguanten con la sentencia
si cometieron el acto
de comprometerse a un pacto,
y con voraz apetito
incurrieron en delito
en contubernio y contacto.
Es una estafa flagrante
que aumentará la inflación
y el coste de la sanción
no lo pagará el causante,
lo asumirá el ignorante,
que aunque parezca locura,
la cuenta de la factura
siempre la paga el currante.
LdP
La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.
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