Esto es la versión en romance de un cuento (o chiste-cuento) que le hacía mucha gracia a mi padre. Se lo oí contar en alguna ocasión.
Esta es, señores, la historia
que pasó no ha mucho tiempo
cuando del cerro volvía
a un gitano de mi pueblo.
Presto agonizaba el día
y ya estaba anocheciendo
cuando tuvo que pasar
por un pasadizo estrecho
que forman en un lugar
la tapia del cementerio
y unos espesos zarzales
que bordean el sendero.
El gitano se introdujo
por aquel camino estrecho
sorteando los ramajes
con mucho cuidado y tiento,
pero una zarza traidora
se le enganchó en el chaleco
y le detuvo el avance
en aquel mismo momento,
y el gitano que creyó
que era un ánima del cielo,
con el miedo que le daban
las ánimas de los muertos,
los duendes y los espíritus,
las tumbas y los espectros,
empezó a pedir clemencia
y con gritos lastimeros
le imploró que lo soltara,
que era un hombre justo y bueno,
buen trabajador y padre
de cinco o seis rapazuelos,
esposo de una gitana
y muy querido en el pueblo.
La luna de aquella noche
y las estrellas del cielo
fueron testigos callados
de todo aquel gimoteo,
sin que el infeliz osara
tan sólo girar el cuello
para descubrir la causa
que lo estaba reteniendo.
Y ya despuntando el día
con sus albores primeros
acertó a girar la vista
con gran temor y recelo,
y observando lo que era
la causa de sus enredos,
y viendo que era una zarza,
ya liberado del miedo,
echó mano a su navaja
y con dos golpes certeros
la dividió en mil pedazos,
y mientras la estaba hiriendo,
así decía a la zarza
aquel gitano manchego:
-También si fueras un hombre
te "hasía pedasos" el cuerpo,
arrancándote la vida
y matándote aquí "mesmo".
Y esta es la curiosa historia,
éste es el simpar suceso
que me viene a la memoria
que le pasó, no hace tiempo,
cuando del cerro volvía
a un gitano de mi pueblo,
en un lugar de La Mancha
cuyo nombre no recuerdo.
LdP
La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.
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2 comentarios:
Como dice el chascarrillo:
Un cobarde se cagó
y cuando tal ruido oyeron
veinte valientes huyeron.
El teu pare hauria disfrutat molt amb un bloc, estic convençuda. Un conte romanç molt graciós.
Grace mile!!!
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