Siempre me han conmovido las historias de superación. Rafael Calderón ha demostrado que con constancia, voluntad y perseverancia se puede vencer cualquier dificultad. En un mundo lleno de inconscientes que desperdician su juventud abandonados al puro hedonismo, Rafael es un ejemplo donde tendrían que mirarse muchos que, desgraciadamente, suspirarán por hacerse alguna foto junto al ganador de Gran Hermano. Triste, pero noticias como ésta de vez en cuando, a mí por lo menos, me reconcilian con el ser humano.
Bravo, Rafael, sigue adelante. Y un ¡hurra! muy grande por tí y toda tu familia.
Mereces mejor poeta
que clame en alegoría
y cante a la melodía
de tu solo de trompeta,
dime cuál es la receta
para plasmar en papel
esa ambición de proel
con que perseguiste un sueño;
por hacerlo con empeño,
has triunfado, Rafael.
LdP
La poesía satírica siempre ha sido una de mis aficiones. Componerla y compartirla siempre me ha causado satisfacción y felicidad si he arrancado una sonrisa de quien me ha leído. La ironía, el sarcasmo, la sátira son armas de doble filo que pueden fácilmente volverse contra quien las utiliza. También pueden ser motivo de enojo para la persona satirizada. No es esa mi intención. No pretendo que esto vaya más allá que una crítica ácida a veces, pero inofensiva. Pero crítica al fin y al cabo.
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